• Disculpe si no me levanto, columna semanal.

  • Nanorelatos para el día a día

  • Acerca del autor

  • Tengo que reconocer, aunque me cueste e intente disimularlo parafraseando a autores de renombre, que no entiendo de economía –al igual, me temo, que les ocurre a los expertos que nos guían, cual lazarillos, por la senda de la austeridad suicida-.

  • Elevar la ratio de alumnos por clase, como se pretende, más que una medida de ahorro es un atentado flagrante contra la calidad del sistema educativo público.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Incoherencias

Queridos Jean Pierre y Dominikos: Quería comentaros un poco acerca de la situación en mi país, España, no sea que luego devengamos en amargas confusiones. Aquí tenemos unos bancos que no solo te quitan la casa si no puedes hacer frente a la hipoteca sino que, además de quedársela, te obligan a seguir pagando las cuotas mientras duermes entre cartones.
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Tenemos un banco en concreto, uno de tantos, que ha escogido llamarse nada más y nada menos que "Banca Cívica". Hace poco intentó dejar en la calle a dos abuelos y a su nieta minusválida. Muy cívicos ellos.

En mi país, hace cuestión de semanas, el Gobierno ha decidido recortar en servicios públicos básicos como son Sanidad y Educación diez mil millones de euros, la misma cifra que, ¡caramba, qué coincidencia! va a inyectar a un banco privado para salvarlo de la hecatombe.

No hace mucho que tuvimos elecciones, y el Gobierno salido de las urnas usa su programa electoral a modo de papel higiénico para incumplir, sistemáticamente, todas sus promesas electorales.

Ahora excluimos de la asistencia sanitaria a los inmigrantes, obligamos a los pensionistas a pagar parte de sus medicamentos y quitamos las ayudas a las familias con enfermos dependientes.

Nos acaban de subir los impuestos, aunque nos juraron que no lo harían, y dentro de poco nos quieren hacer pagar por las carreteras. También nos han facilitado y abaratado el despido, y ya no se libra ni el que tiene una baja médica.

Hemos recortado en investigación tanto que, si quieres dedicarte a la ciencia, es mejor que abandones el país en el primer avión que salga y, para mantenernos en la misma línea, hemos aumentado las tasas universitarias hasta precios prohibitivos y hemos reducido la cuantía y el número de becas.

Y, sin embargo, nos preocupa el ascenso de partidos de extrema derecha en vuestros países. ¡A nosotros! Debe ser que consideramos que nuestras políticas son muy progresistas. ¡Tocaos las narices Jean Pierre y Dominicos!

miércoles, 9 de mayo de 2012

El abrefácil.

Seguramente, el tío que inventó el abrefácil estará forrado. Vivirá en Miami, como el resto de forrados, en una urbanización de lujo en la que cantantes forrados, actores forrados y demás colectivos tan forrados como imprescindibles para la supervivencia de la especie humana serán sus vecinos. 



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Se levantará tarde (los forrados no tienen por qué madrugar) y ocupará el tedioso tiempo que transcurre desde el desayuno hasta el almuerzo jugando al golf con sus amigos forrados, mientras charlan de la conveniencia o no de usar el palo 7 en el green, de lo que molesta el viento lateral en un swing o de la última reunión del club Bilderberg.

Después de comer, intercalará un sorbete de limón al cava entre plato y plato para no mezclar sabores, pequeño capricho de forrado que solo nos podemos permitir el común de los mortales en las bodas, y comentará durante la hora del té la jugosa jubilación que a Rodrigo, con quien ha quedado para cenar, le quedará después de dimitir de su banco.

Sin embargo, y a pesar de este aparente y más que contrastable éxito vital, creo que es hora ya de decirle que su invento es una mierda: ni abre ni, mucho menos, lo hace fácilmente.

La casuística me dice que la mayoría de las veces que me he enfrentado a este invento del averno, el envase en cuestión o no se ha abierto, o se ha roto, o me he cortado o, lo que es peor, las tres cosas simultáneamente. El resultado final es bastante metafórico para los tiempos que corren: siempre termino usando la tijera.

Sin embargo, cada cierto tiempo, alguien planta cara al abrefácil, como aquella vez que a un iluminado le dio por inventar el tapón. Pero el anterior sistema estaba ya tan arraigado, que solo pudo implementar su método aperturista en determinados tipos de envases. No obstante, la expectación que despertó fue tan grande que, antes incluso de comprobar la utilidad de su artilugio, la Academia del Nobel le concedió uno de sus galardones.

Desde hace unos meses, cuentan que un nuevo profeta, gabacho esta vez, anda predicando por ahí un nuevo antiabrefácil. El grado de catársis colectiva ha sido tal que las masas lo han aupado hasta la Presidencia del país. La escarmentada Academia sueca se hace la idem de momento. Seguiremos informando.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Homo Ineptus

Antes de que Science publique mi investigación en su próximo número, quería compartir con todos ustedes las conclusiones de mi trabajo. De manera casi imperceptible, que es, precisamente, el modo en el que se producen los grandes cambios evolutivos en la naturaleza, una nueva especie humana ha hecho acto de aparición y convive con nosotros desde hace tiempo. Señoras y señores, les presento al Homo Ineptus.

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Esta nueva especie ha venido para quedarse y representa un paso más en la carrera de la evolución humana al haber desarrollado una mayor eficiencia adaptativa al medio: consigue más con menos recursos.

No intenten diferenciar a simple vista a un Homo Ineptus de un Homo Sapiens sapiens: sus características fisiológicas son idénticas a las de su antecesor evolutivo. Han conseguido tal grado de camuflaje en el mundo Sapiens que, hasta que no llegan a la edad adulta, los individuos Ineptus no demuestran su verdadera naturaleza. 

No se extrañen por esto: recuerden que hasta que no se arrancaban la cara y devoraban a un roedor con sus sauropsidas fauces, no éramos capaces de diferenciar a un invasor V de un ser humano. Aprovechan, pues, el mismo sistema de camuflaje para pasar desapercibidos.

Dadas estas dificultades a la hora de diferenciar a los sujetos Ineptus, paso a ofrecerles una serie de claves fundamentales para la correcta discriminación de los ejemplares.

Los matrimonios cuyos miembros proceden del mundo folclórico tienen grandes posibilidades genéticas de engendrar un Homo Ineptus. De este modo, la comunidad científica asiste expectante a los enlaces torero-coplera; coplera-boxeador y otros del estilo porque se sabe que, tras años de rigurosa y empírica observación, es bastante probable que el descendiente alfa se caracterice finalmente como Ineptus

Los individuos son fácilmente reconocibles: presencia asidua en portada e interiores de revistas del corazón, apariciones numerosas en programas de televisión de escasa ética y moralidad, trabajos esporádicos como presentadores en televisiones autonómicas... Todo ello sin conocimientos ni talento previos, de ahí su mayor adaptación al medio, base para su catalogación dentro de la rama Ineptus.

Aunque no siempre la predisposición genética es la causa de la aparición de un nuevoHomo Ineptus. La evolución es caprichosa y, en numerosas ocasiones, la mutación es un factor clave que se debe tener en cuenta.

Los Homo Ineptus suelen reunirse en grupos de individuos de su misma especie estructurados jerárquicamente. La pertenencia a un escalafón u otro de la pirámide lo marcan tanto el nivel de su lenguaje soez como su grado de chabacanería en una relación directamente proporcional. 

Determinados tipos de canales de televisión gustan de retransmitir este tipo de reuniones. Pueden sintonizarlos en las sobremesas y en las noches previas a los fines de semana.

El mundo político es también hábitat natural de esta nueva especie. Aunque un Homo Ineptus intente pasar desapercibido camuflado bajo las siglas de cualquier partido político, sus resultados son visibles en el medio y el largo plazo. 

Hablamos del conocido como Homo Ineptus Politicians, rama más evolucionada de esta especie caracterizada por aparentar un mayor barniz cultural. El Homo Ineptus Politicianstiene un discurso fácil, pero vacío, con el que intenta atraer para sí el mayor número de incautos votantes.

Su población ha aumentado en grado tal que, para evitar su extinción, al igual que se hacía con los nativos americanos, se les recluye y congrega en reservas que, integradas en la estructura administrativa del Estado, han tomado el nombre de "Senado" y "Diputaciones".

Antes de terminar, paso a describirles algunos ejemplos de casuística concreta, extraídos directamente de los resultados de trabajo de campo sobre este nueva especie.

Acude a una ventanilla de algún organismo público y le atiende un amable sujeto que le afirma que, para la presentación de su solicitud, no es necesaria la fotocopia del DNI y que, además, tiene de plazo hasta el viernes en lugar del lunes, como usted pensaba. 

El miércoles, en ese mismo organismo, le informan de que, realmente, sí era necesaria la fotocopia del DNI, compulsada además, y que el plazo terminó hace dos días. No lo dude: le atendió un Homo Ineptus.

Desea consultar, con su compañía de telefonía móvil, una serie de errores en sus últimas facturas. O en todas, quién sabe. La persona que le atiende después de que, por su seguridad, haya comprobado que, efectivamente, usted calza un 42, que el apellido de soltera de su abuela era Jiménez y tras pasar los últimos quince minutos escuchando elFür Elise en versión organillo de cabra, termina reconociendo que no es capaz de solucionar su problema, aunque se ofrece, amablemente, a informarle puntualmente de una oferta que, seguro, es de su interés. No lo dude: Homo Ineptus.

Su país está pasando por una de las peores crisis económicas que se recuerdan y su presidente, que prometió reducir el número de parados, lo ha aumentado; que prometió no subir los impuestos, los ha subido; y prometió un cambio que, de momento, sólo ha sido a peor. No lo dude: usted ha votado a un Homo Ineptus.

Así pues, queridos lectores, agudicen la vista, preparen sus sentidos y analicen críticamente el comportamiento de sus vecinos. Quién sabe, podría habitar, sin saberlo, en una colonia de Homo Ineptus.

sábado, 28 de abril de 2012

La emboscada

Justo cuando ya se veía la luz al final del túnel, justo cuando 33.154 opositores respiraban aliviados porque se acercaban al punto de no retorno, a ese día que ponía fin a varios meses de incertidumbre y cambios de temario en el cual las oposiciones ya no podrían ser recurridas, el Gobierno les tiende una emboscada y las impugna ante el Tribunal Constitucional. El último día, a última hora. Qué poca clase. 

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Esta jugarreta solo se entiende desde el punto de vista de alguien que no ha pasado por ese trámite, porque el ascenso político se mide en función de la cantidad de saliva propia que habita en las nalgas ajenas. Si cualquier cargo público tuviera que pasar, previamente, por el filtro de una prueba selectiva tipo oposición que determinase su idoneidad para el puesto, otro gallo nos cantaría. 

La Administración, probablemente, sería mucho más reducida, y todos aquellos que falsifican su curriculum para engalanarse con carreras que no han cursado y aquellos otros que no tienen más mérito que el haber escogido "A" en lugar de "B" en unas primarias internas del partido, estarían donde les corresponde: buscándose la vida junto al común de los mortales, con el sudor de su frente.

¿Son capaces ustedes de nombrarme a un solo presidente de nuestra democracia que, durante el ejercicio de su cargo, hablara inglés fluido? ¿O, simplemente, estaban "trabajando en ello"? 

Ahí tienen, si no, a Ana Mato, trabándose leyendo, cual escolapio nervioso delante de su clase, en una rueda de prensa en la que anunciaba que poco más que nos va a dejar en calzoncillos, y cumpliendo con la ardua tarea de hacer de Leire Pajín una intelectual a su lado. Es lo que tiene hablar de cosas de las que no se tiene ni idea.

Pero no se engañen, tan culpables son los unos como los otros. Vean si no al consejero andaluz de Educación, ilustre diplomado en Magisterio, compareciendo ante los medios con carita de niño bueno y posicionándose moralmente al lado de los opositores, verdaderos perjudicados en esta guerra de guerrillas entre partidos políticos, cuando sabía, perfectamente, que íbamos a acabar de esta guisa (del mismo modo que el Gobierno conocía desde diciembre que YPF iba a ser nacionalizada).

Pero claro, tengan en cuenta que, para nuestros dirigentes, convertidos en esfinges edípicas, los ciudadanos de a pie pasamos por tres estados: durante la Legislatura somos meras cifras (33.154 opositores, 5.000.000 de parados, 12 mujeres muertas por violencia de género); durante la campaña electoral somos fotografías (hasta se está poniendo de moda sustituir la sonriente imagen del candidato repeinado por instantáneas espontáneas de encuentros y charlas con ciudadanos); y, finalmente, en las elecciones somos votos. Tristes votos de papel que, sobres incluidos, terminan en la basura.

¿Y ahora qué? Ahora nada. Ahora, a lamentarse por el dinero gastado en la academia para preparar las oposiciones. Ahora, a dolerse por la cantidad de horas perdidas sentado delante de los temas. Ahora toca salir a la calle o quedarte en tu casa maldiciendo. Aunque yo, por más que salgo, las calles las veo vacías.

jueves, 19 de abril de 2012

Cuarenta alumnos

José Luis Barrera forma parte del grupo de Diversificación Curricular. Sabe que no puede repetir y no hace, salvo molestar, absolutamente nada. No estudia, no trae las tareas y se permite el lujo de pasarse las horas hablando. Acumula muchos partes de incidencias y ha sido expulsado varias veces del instituto.

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Sarai Alvarado suple su falta de aptitudes para el estudio con una muy buena predisposición al trabajo diario, hecho que valoran sus profesores por encima de las notas de sus exámenes porque, de no ser así, no aprobaría prácticamente ninguna asignatura.

Miriam García practica regularmente voleibol en un equipo con niñas de su edad. Los entrenamientos le quitan mucho tiempo de estudio y sus notas se están resintiendo; aunque aprueba, lo hace con notas muy bajas, y no es raro que vaya a clase con la tarea sin hacer.

María Aguirre es una alumna excelente. Nunca ha obtenido una nota inferior a Notable y se espera de ella un brillante futuro académico.

Luis Alba tiene 15 años. Sus padres se separaron hace poco y alterna dos semanas con su madre y otras tantas con su padre. Cuando está con su padre se descuida mucho, ya que este no se preocupa lo más mínimo por sus resultados académicos, y su rendimiento ha bajado notablemente este año.

José Antonio Martínez tiene un problema fundamental: no quiere entender las cosas, no presta atención a nada y lo hace todo mal. Su madre dice que es para llamar la atención porque, al parecer, tiene una hermana excelente y se siente desplazado en casa. Sea como fuere, su actitud en clase y su rendimiento son inaceptables.

Elvira Rodríguez es también una alumna brillante. Sus padres son médicos y acuden frecuentemente al instituto para interesarse por la progresión de su hija. Quiere estudiar Medicina y, si el sistema educativo no lo impide, tiene capacidad de sobra para lograrlo.

María José López invierte muchas horas en el estudio, aunque los resultados académicos no son los que ella desearía. Obtiene bastante ayuda de su hermana mayor, ya en la carrera universitaria

Alfredo Suárez también acude diariamente a entrenar: practica atletismo. Desde el instituto se le ha insistido a los padres, que únicamente acuden al centro para recoger unas notas en las que figuran varios suspensos, de la necesidad de compaginar los estudios y los entrenamientos, porque Alfredo ni trae hechos los deberes ni aprueba los exámenes. Pero los padres hacen caso omiso.

Jesús Alguacil ha mejorado significativamente desde principios de curso. Su nivel no es acorde con los estudios que está cursando pero, a fuerza de empeño y voluntad, está consiguiendo avanzar, a su ritmo.

Jalil Abdel llegó a España procedente de Marruecos hace tres años. Sus padres son temporeros y, durante el curso, vive con unos familiares asentados de manera estable en una misma residencia durante todo el año. Tiene muchos problemas en clase derivados de su falta de estudio y el cambio de idioma. Tiene una letra horrible, en parte por estar acostumbrado a escribir árabe, y su ortografía es un completo caos.

José Ramón Martínez es un alumno de apoyo. Tiene un horario alternativo en el que acude con una profesora específica para trabajar de manera individual. Su nivel es de tercero de Primaria y, cuando está con el resto de la clase, trabaja con su libro específico.

Sebastián Vargas es gitano y forma un grupo bastante sólido con alumnos de su misma etnia. Son prácticamente absentistas. No sabe leer y apenas logra escribir su nombre. Acude, los días que va, sin mochila a clase y, como es obvio, se entretiene durante las horas molestando.

A Joaquín Benjumea no le gusta trabajar. Nunca trae las tareas hechas a clase y, a pesar de sus malos resultados académicos, los padres solo aparecen por el instituto para recoger las notas. Es repetidor y sabe que, independientemente del número de asignaturas que suspenda, pasará de curso en virtud de la actual ley educativa. Otra cosa no, pero molestar en clase se le da genial.

La madre de Oscar Barrera se quedó embarazada con 16 años. Ha sido criado por su abuela en el más absoluto consentimiento; se levanta cuando quiere, habla en voz alta, lanza objetos a los compañeros. Ni que decir tiene que ha sido expulsado varias veces del centro, todas ellas, por supuesto, excusadas por su abuela, para quien su nieto está libre de toda mácula. Pasará de curso por imperativo legal.

José Manuel Barrera nunca acude a clase sin traer la tarea del día hecha y la lección aprendida. Es muy cómodo trabajar con él, le gusta aprender y demuestra un ansia constante de conocimiento.

Shanim Niewa es también hijo de temporeros. Ha llegado con el curso empezado y no se sabe si, cuando acabe la campaña agrícola, continuará en el instituto. No habla español, aunque parece que lo entiende. Acude a clase sin bolígrafo, hay que prestárselo y, de mala gana, completa unas fichas adaptadas para hablantes de árabe.

Teresa Montero falta mucho a clase y no puede seguir el ritmo del curso. Está en el programa de Diversificación y, como sabe que no puede repetir, se escuda detrás de su absentismo para no entregar las tareas ni estudiar para los exámenes.

Antonio Calderón es el inseparable de Sebastián Vargas. Comparten características y mal comportamiento. El día que acuden los dos al centro, se nota.

A Adrián Márquez le encanta leer: es un auténtico devorador de libros para su edad. Tiene una imaginación desbordante y un correctísimo estilo de escritura, sorprendente para la edad que tiene.

Juan Carlos del Río también acude a las clases de apoyo. Con un nivel de cuarto de Primaria, fuera del horario de apoyo trabaja su libro específico en las clases que comparte con el resto de los compañeros. Últimamente está entablando amistad con los alumnos más conflictivos del centro y su comportamiento en clase está empeorando a pasos agigantados.

Álvaro Pineda es muy introvertido. Le entusiasma el mundo de la informática, hasta el punto que dedica las tardes únicamente a jugar con el ordenador. Sus padres lo saben, así como que no trae los deberes hechos ni estudia para los exámenes, pero como va a pasar de curso por imperativo legal, se lo permiten sin mayores problemas.

Victoria Palomares trabaja constantemente en clase, aunque las notas de sus exámenes son muy irregulares. Sus padres se preocupan mucho por ella y acuden mucho al instituto a interesarse por su evolución. El trabajo diario es el que la salva.

Gina Pastor es prácticamente absentista. Sus padres están separados y, al parecer, reside alternativamente en casa de uno y de otro. Los Servicios Sociales han tomado cartas en el asunto por sus faltas injustificadas al centro, pero su ámbito de actuación es muy limitado. Sin unos mínimos conocimientos que avalen a esta repetidora e integrante del programa de Diversificación, pasará de curso el año que viene, como tantos otros, por imperativo legal y sin la más mínima base de conocimientos.

Daniel Pardo es otro alumno problemático. Su última expulsión del centro fue por fumar marihuana en los baños del instituto. Su comportamiento en clase es deplorable. Promocionará automáticamente de curso.

María del Carmen Cortés también es de etnia gitana. Es una alumna excelente, dentro de su nivel académico, que es bastante bajo debido a su tardía escolarización. Está aprendiendo a leer y ya sabe escribir y hacer una lista de la compra.

Marina Lamar, en cualquier otra clase, sería la mejor, pero la presencia de María Aguirre y Elvira Rodríguez la eclipsa y pasa a situarse en un segundo plano, a pesar de ser una alumna magnífica.

Carlos Antón tiene diagnosticados problemas de déficit de atención. Le cuesta mucho concentrarse y su nivel académico está varios cursos por debajo de este tercero de ESO al que pertenece. El profesorado le ha adaptado el nivel para que pueda trabajar algo en el aula y se dedica a elaborar fichas de Educación Primaria y primer ciclo de la ESO.

Fernando Fuentes tiene un bajo coeficiente intelectual. Intenta integrarse en el grupo a través del chiste soez, de la impertinencia en clase y, por consiguiente, se pasa más tiempo expulsado que dentro del aula.

María del Mar Espino muestra una gran voluntad de aprendizaje, pero su capacidad es limitada. Le cuesta todo mucho más que al resto y, a veces, se nota que se avergüenza por preguntar varias veces lo mismo y, en consecuencia, deja muchas cosas a medio entender.

Eduardo Ramírez no quiere estudiar. Ha repetido dos veces y no encuentra la manera de convencer a sus padres para que lo saquen del instituto y lo pongan a trabajar en el bar familiar que poseen. Naturalmente, no hace nada en clase, salvo molestar, en un intento, quizás, de que, mediante la acumulación de expulsiones, los padres cedan a la evidencia y no termine el curso.

Javier Rodríguez tiene diagnosticados problemas de atención y su nivel académico se sitúa un par de años por debajo del curso actual. Los profesores valoran su esfuerzo y tiene el contenido adaptado, pero no entiende los conceptos que se explican y trabaja con excesiva lentitud.

Patricia Hidalgo es muy despistada. Por más que se le recomienda que se compre un cuaderno, sólo usa en clase hojas de cuadros taladradas que pierde constantemente, con las dificultades para su aprendizaje que ello conlleva.

Daniel Jaramillo también tiene diagnosticados problemas de atención pero, a diferencia de Javier Rodríguez, ni trabaja ni lo intenta. Como no sigue el nivel de la clase, se aburre y se pone a hablar, a pintar en la mesa o a molestar.

La madre de Marta García se suicidó hace unos años. Este hecho marcó traumáticamente a la joven y prácticamente no habla desde entonces. No se le puede preguntar en clase: no responde. No interactúa con el mundo.

Los padres de Rosario Martínez están desesperados con su hija: se escapa de casa, llega borracha a casa a altas horas de la noche y ha tenido algún que otro altercado violento. En clase únicamente se limita a demostrar su enfado con el mundo y a reproducir el comportamiento que tiene en casa. Un regalo.

Cristian Ramos dedica la mayor parte del tiempo a dormir en clase, sobre todo las dos primeras horas. El resto de la jornada lectiva es difícil diferenciarlo de una mesa.

Javier García tiene muchos problemas de aprendizaje: no presta la suficiente atención, está siempre distraído y habla muchísimo en clase. Sus padres le han puesto un profesor particular con el que, poco a poco, va avanzando, aunque aún está lejos del nivel que le correspondería por la edad.

Adrián Jiménez ha tenido muchos problemas médicos desde su infancia, pero gracias a la voluntad de sus padres ha conseguido mantener el nivel académico a pesar de no haber asistido a clase con la regularidad deseada.

Francisco José Flores es un delincuente juvenil. Pertenece también al grupo de Diversificación y ha sido expulsado del instituto en varias ocasiones por agredir a otros alumnos y robar. Es muy agresivo con sus compañeros y con los docentes. Pasará de curso sin remedio a no ser que cambien la legislación educativa vigente.

* * * * *

¿Qué? ¿Son muchos, verdad? Esto es una clase con cuarenta alumnos, es decir, el futuro que nos espera. Y está basado en hechos reales aunque, eso sí, los nombres y las situaciones no aluden a nadie en particular. Elevar la ratio de alumnos por clase, como se pretende, más que una medida de ahorro es un atentado flagrante contra la calidad del sistema educativo público. ¿Se entiende mejor así?

martes, 10 de abril de 2012

De cinturones y apretones.

Tengo que reconocer, aunque me cueste e intente disimularlo parafraseando a autores de renombre, que no entiendo de economía –al igual, me temo, que les ocurre a los expertos que nos guían, cual lazarillos, por la senda de la austeridad suicida-. 

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Con esta reconocida ignorancia afronté la jornada presupuestaria intentado asimilar las cifras ofrecidas de la manera más racional posible, que no es poco, y me di cuenta de que la cosa estaba, seguramente, en pensar qué era más accesible y qué más necesario.

Como ocurre en las mudanzas: el jarrón que te regaló tu tía de Barcelona tiene pocas posibilidades de pisar tu casa nueva y, en cambio, muchas de acabar en el cubo de la basura; sin embargo, a tu colección de vinilos de Queen le has comprado hasta una estantería propia en Ikea; en definitiva, hay cosas sin las que puedes vivir y cosas sin las que no.

Así que para apretarnos el cinturón y poder dedicar al pago de los acreedores lo que nuestra Carta Magna recoge, que para algo la modificamos en dos semanas, hemos decidido (plural mayestático democrático) que para cooperación al desarrollo bastante tienen ya con las huchas del Domund que, oiga, euro a euro parece que no, pero se recauda. 

Los socavones de esa carretera que coge todos los días pueden esperar, para algo han puesto una señal que te recuerda, como si no te hubieras dado suficientemente cuenta después de llevar 3 kilómetros dudando si estabas en tu coche o atravesando unas turbulencias aéreas, que la carretera está en mal estado.

Todos sabemos que hay mucho listo suelto en España, así que en Educación también podemos recortar. De todas formas, no se preocupen, siempre podrán inventarse una carrera por aquí o un doctorado por allá y terminar de secretario de Estado de la Seguridad Social, que no está mal pagado del todo para estos tiempos que corren.

Pero para terminar de cuadrar el círculo, y como les he dicho más arriba, hay cosas sin las que no podemos vivir, por eso mejor no recortar en el presupuesto de la Casa Real, no vaya a ser que se enfaden como los controladores aéreos y nos dejen el país patas arriba: un 2 por ciento y aquí paz y después, gloria. Entiéndanlo: residir en varios palacios según la estación debe ser costosísimo. 

Una vez solucionado el tema de la realeza nos queda aún el de la evasión fiscal, que no es que estén relacionados, pero como cerrando los ojos y poniendo la mano no vamos a saber si ese dinero proviene de la trata de blancas o del tráfico de armas, pues nada, danos un 10 por ciento y, si me preguntan, diré que no hemos visto nada. Y a la Iglesia… de la Iglesia mejor ni hablamos. ¿Recuerdan la pirámide feudal de la Edad Media? Qué poco hemos cambiado.


Publicado en Montilla Digital

lunes, 2 de abril de 2012

¿Por qué, Andalucía?

25 de marzo del año 2012 después de Jesucristo. Toda España está ocupada por los Populares... ¿Toda? ¡No! Una Comunidad poblada por irreductibles andaluces que no vota "como Dios manda" resiste todavía el avance ornitológico. 

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El Sacro Imperio Popular se ha vuelto a estampar, una vez más, contra su Numancia particular. Cuesta comprender cómo una tropa compuesta en su práctica totalidad por vagos sesteantes, subsidiados, picaruelos de poca monta y paletos cocainómanos, se resista durante tanto tiempo al reformismo ilustrado de las más preclaras mentes de esta nuestra patria en la que, antaño, no se ponía el sol.

Y es que ha sido tal el rebote que se han cogido en las filas de la fiel infantería de la derecha mediática de este país (sociólogos, periodistas, piratas, analistas y demás jinetes del apocalipsis que deambulan por los espacios del "TDT Party") que, sin mostrar el más mínimo respeto por la decisión surgida de las urnas, durante una semana no se han dedicado a otra cosa que no haya sido insultar, menospreciar y denigrar tanto a Andalucía como a los andaluces.

El disparate llegaba a su punto álgido cuando Xavier Horcajo, periodista "Por la gracia de Dios" y autor de obras como JR. El tiburón, amenazaba con no volver a pisar Andalucía en los próximos cuatro años.

Esperemos que este desaire no se convierta en arrebato de despechado resentimiento con el votante andaluz y decida que no somos los suficientemente dignos para él y su canal y dejen de emitir en nuestra comunidad. 

Xavier, no somos dignos de que emitas en nuestra tierra, pero una palabra tuya bastará para sanarnos. O, por el contrario, no, porque el andaluz, ya se sabe: miente hasta en las encuestas.

Pero si para Gabinete Caligari "la culpa fue del cha cha cha", para Francisco Rosell, sin embargo, la culpa de que Javier Arenas no fuera transportado en áulico carro tirado por blancos corceles hasta el sillón de San Telmo ha sido del millón y medio de cenutrios que le han dado su papelina (o su papeleta, que ya llega un punto en el que de tanto insistirnos cual gota malaya uno confunde conceptos) a los capos del puño y la rosa y de los casi 500.000 entre rojillos, perroflautas, yayoflautas o comunistas de tres al cuarto que han votado a IU. 

La ecuación, para el periodista de El Mundo, es bien sencilla: dividan esos números entre cuatro y les dará como resultado el total de familias subsidiadas cuyos votos representan el justo pago por los servicios recibidos.

Entiéndalo, señor Rosell, treinta años de adoctrinamiento son muchos, ríase usted de las catequesis, y nos cuesta. Poco a poco. Mientras tanto, y a pesar de todo, se abren camino cuatro largos años en los que esperemos que ¡por Tutatis! el cielo no caiga sobre nuestras cabezas.


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